En cada ambiente se destacan los elementos de influencia criolla: banquetas rústicas, mantas campechanas, platería de herencia familiar y toques románticos, que aportan suavidad.
En un rincón del comedor, sobre una manta colorada y negra, una colección de mates gana protagonismo. “Nos inspiramos en la naturaleza y aprovechamos las colecciones de plata de la familia para la ambientación. Usamos, también, elementos del polo que pertenecen al dueño de casa para crear detalles y funcionalidad”, compartió la decoradora Gabriela Arnau.
Se apostó a las velas y a las flores para crear ambientes cálidos. En el dormitorio principal se utilizaron para lograr una atmósfera romántica y de absoluta intimidad. “La iluminación jugo un papel importante y se privilegió la orientación para resaltar distintos espacios. Usamos muchas velas para aportar calidez y flores para dar color y un toque silvestre”, resaltó la Gabriela Arnau.
Los colores elegidos para toda la casa se mantienen en el terreno de las tonalidades cálidas. Según la decoradora la premisa fue inspirarse en los matices de la naturaleza, distintos tonos de marrón, colorado granate y manteca: “el manteca lo aplicamos en las paredes para dar luminosidad, los marrones en el mobiliario para mantener la neutralidad y el rojo en algunos detalles para brindar calidez y rusticidad al ambiente”.
• Utilizar tonalidades en la gama de los colores cálidos, como el crema, los ocres y los naranjas
• Emplear colores que puedan mimetizarse con la naturaleza y el entorno, como el verde y distintos tipos de marrón
• Para el mobiliario utilizar materiales nobles y de aspecto rústico
• Ambientar con objetos antiguos o de colección
• Decorar con mantas, boinas, monturas, rebenques y todo aquello que se relacione con la vestimenta del hombre de campo
• Destacar espacios con velas de distintos tamaños y con flores silvestres que aportan color; las margaritas son ideales para este estilo